jueves, 20 de octubre de 2011

RECUERDO DEL AUTOR SANLUQUEÑO MARTINEZ SADOC

El poeta y escritor sanluqueño Gonzalo Martínez Sadoc fue autor de los libros “Ráfagas”, “Amor y cante”, “Romances y amoríos”, “Entre la grama y el río” y “Estampas sanluqueñas”, todos ellos escritos en un estilo costumbrista y popular, de grandes raíces folklóricas.

Gonzalo fue uno de los fundadores de las Juventudes Comunistas de Sanlúcar en los años 30 y uno de los primeros ciudadanos en proclamar en nuestra ciudad el triunfo de la Segunda República el 14 de Abril de 1931. Posteriormente marchó a Madrid a trabajar para el Gobierno republicano. Militó en Izquierda Republicana y fue secretario de la Asociación Nacional Pro Cautivos de Africa.  En la capital de España le sorprendió la Guerra Civil y tuvo que exiliarse en Francia en el campo de concentración de Saint-Cyprien y luego embarcarse en Burdeos, como hicieron muchos intelectuales españoles, hacia México, desde donde regresó a Sanlúcar tras la muerte del dictador Franco. Estaba casado con Mercedes Ruiz López.

De él dijo Eduardo Domínguez Lobato: “Martínez Sadoc es un poeta impulsivo y ágil, de enorme fluidez y facilidad versificatoria que, además, asoma su punzante ironía en el divertimento del epigrama”.

De este poeta sanluqueño se conserva en la Taberna Típica “La Taurina” un poema dedicado al establecimiento en el que pasó muchas veladas y tertulias en compañía de muchos compadres de su generación, como Domingo Ramírez, el de “El Barato”, quien también sufrió el exilio tras las Guerra civil. La poesía fue posteriormente grabada en cerámica (con algunas faltas de ortografía que se deben al artesano, y no al poeta, hay que aclararlo). La poesía dice así:

“LA TAURINA”

“La Taurina” es la clásica taberna
situada en la calle de Regina,
en donde la afición alterna,
por clásica, por buena y por taurina.

Allí viven los símbolos taurinos,
El estoque, carteles y las capas,
Y allí se beben los mejores vinos
Y saborean suculentas tapas.

“La Taurina” es aquel templo de Baco
donde lo antiguo y lo lejano brilla
y los hombres echaban su tabaco

Tiene olor y sabor a manzanilla,
Y en ella se recuerda al buen morlaco,
A José y a Belmonte y a Hermosilla.


Gonzalo Martínez Sadoc.

martes, 4 de octubre de 2011

CLIENTES DE "LA TAURINA" EN EL RECUERDO

Muchos estaremos de acuerdo que el principal patrimonio que tiene un negocio es su clientela. En el caso de la hostelería aún más. Y en el caso de la Taberna Típica "La Taurina", un caso especial y casi único en el mundo. Pues no resulta corriente ni común que algunos clientes hayan sido (y aún lo sigan siendo) fieles a este lugar de encuentro manzanillero durante más de treinta años. Estos personajes fijos ya conocían su anterior ubicación, en la calle Regina y a su anterior director, Juan Enríquez, y han seguido visitando con asiduidad el lugar aún después de jubilarse, tanto el anterior dueño como ellos mismos.


Uno de ellos, cuyo recuerdo permanece vivo entre los que le conocimos fue nuestro amigo "Pati", quien ya por su proximidad con el lugar, ya por su inquebrantable afición a la lectura de la prensa diaria, era un abonado fijo de nuestro bar. Su simpatía y su gracia natural tenía siempre el comentario adecuado y oportuno para cualquier conversación, siendo por lo demás un hombre de buenas maneras y de unas vivencias siempre interesantes.


Nuestro amigo "Olvera", por su parte, tenía una forma de ser y un gracejo natural que provocaba en cualquiera una complicidad inmediata. Estaba un poco de vueltas de todo y se tomaba la vida a risa. Su desparpajo y su peculiar lenguaje hacía que simpatizara enseguida hasta con los más extraños y su llegada a "La Taurina" siempre constituía un acontecimiento que nos proporcionaba la alegría diaria. Con su pan recién comprado y sus secretos infalibles para muchas dolencias, "Olvera" siempre se mostraba servicial y atento con todos aquellos que le apreciábamos y que compartíamos con él su humor y sus ocurrencias.

Con clientes como éstos, trabajar en esta empresa es una fiesta diaria. Estén donde estén, gracias siempre, amigos.


Texto: (c) Salvador Daza Palacios, 2011.
Fotografías: (c) Raúl Bustillos, 2008.